Si te preguntaran cuál de estas dos opciones te parece más idónea para reducir la jornada laboral, ¿con cuál te quedarías?
Ahora bien, luego de seleccionar la opción de tu preferencia, viene una segunda pregunta:
La interrogante surge a raíz de la tendencia que se está presentando en algunos países, en torno a la necesidad de disminuir la jornada laboral para mejorar los indicadores de bienestar, disminuir el estrés o burnout en el trabajo e impactar positivamente en la calidad de vida de las personas y sus familias.
En Latinoamérica, solo Ecuador tiene una jornada laboral de 40 horas a la semana, mientras que la discusión sigue abierta en otros países de la región. Cómo referencia, según un informe elaborado por el Ministerio del Trabajo de Chile, de las 36 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo 25 tienen una semana laboral de 40 horas.
Buscando profundizar en el tema y además conocer las opiniones de los equipos de recursos humanos, en Rankmi realizamos una encuesta en Linkedin con el fin de consultar cuál podría ser la incidencia de esta decisión en el bienestar de las personas, y la productividad de las compañías.
Estos fueron los resultados obtenidos:
Los datos muestran que la percepción mayoritaria es que se generaría mayor bienestar y productividad, mientras que una minoría estima que el impacto sería poco positivo. Eso indica que hay una inclinación favorable a respaldar la reducción y asumir la transición en las empresas.
Pero, ¿qué está ocurriendo actualmente en Chile, México, Perú, Argentina y Colombia con respecto a iniciativas que buscan reducir la jornada laboral? A continuación te dejamos una radiografía de cada país.
… "El trabajo es sólo una de las múltiples dimensiones de la vida de las personas, y en Chile los tiempos de descanso y recreación son insuficientes. Por eso, impulsaremos el proyecto de ley que reduce la jornada laboral a 40 horas, considerando la adaptabilidad y la gradualidad en su implementación".
De esta forma el Presidente de la República, Gabriel Boric, en su primera cuenta pública ante el Congreso de Chile, ratificó su disposición a impulsar la reducción laboral de 45 a 40 horas semanales.
¿Una decisión política y legal es suficiente para incidir en el bienestar de los colaboradores? Claramente no, pero es un paso interesante que no solo requiere que las organizaciones comiencen a adaptarse al cambio, sino que también adelanten otras acciones, que incidan en la experiencia y calidad de vida de sus trabajadores.
En México se discute pasar de 48 a 36 horas a la semana, según la propuesta que hizo la diputada, Carolina Dávila Ramírez, quien propone reformar y adicionar el artículo 123 de la Constitución Política, alegando que: “Las jornadas excesivas tienen importantes consecuencias para los trabajadores y las empresas, provocan alteraciones en el sueño, en la vida familiar y social; generan fatiga, estrés, desórdenes del sueño y estado de ánimo”.
La iniciativa está en revisión en el Congreso de la Unión y la proposición aclara que no afectaría el salario, porque para un trabajo igual debe existir una remuneración igual. Incluso plantean la progresiva aplicación anual de la medida, para que en el primer año se pase de 48 a 44 horas semanales, mientras en el segundo el cambio sea de 44 a 40 hrs y finalmente en el tercer año se estabilice de 40 a 36 horas.
Como es normal en estos casos, de inmediato surgieron voces en contra de la propuesta. Sobre el tema, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), Carlos Mendizabal Pérez, afirmó:
“México todavía no está listo para reducir su jornada laboral de 48 a 36 horas a la semana, pues todavía se necesita mejorar mucho la productividad de las personas, además de que en muchas empresas todavía no se cuenta con una automatización suficiente de los procesos”.
En este país el tope de horas de trabajo a la semana es de 48 horas, pero hay dos proyectos en curso en el Congreso. El primero propone una jornada máxima de 6 horas diarias y un tope de 36 hrs a la semana; mientras el segundo habla de 8 horas diarias máximo y no más de 40 a la semana, aunque en este se deja abierta la opción de solo cuatro días de trabajo.
Según la Ley 2101 de julio de 2021 a partir del 1ro de enero de 2023, y progresivamente hasta el 2026, la jornada laboral en Colombia verá una reducción en sus tiempos de trabajo. Inicialmente, las empresas deberán reducir una hora de trabajo a la semana, hasta pasar de 48 a 42 horas semanales en el 2026.
En este país apenas se introdujo en el Congreso de la República un proyecto para incluir el horario del refrigerio en la jornada y una congresista anunció, a inicios de este año, que próximamente estaría presentando una propuesta para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales.
En torno al polémico tema, Felipe Cuadra, CXO y Cofundador de Rankmi, afirma que hay mucha esperanza en la industria de los recursos humanos, sobre que la reducción de la jornada laboral podría traer mayor bienestar a las personas. Sin embargo, recomendó prestar atención al desafío de la productividad.
No siempre trabajar más, implica producir más:
"De hecho, en el caso chileno la productividad ha venido descendiendo en los últimos años y es un reto que es necesario atender. Si revisamos el Informe Anual de Productividad 2021 podemos ver una preocupante desaceleración desde el año 2000, ya que el crecimiento promedio anual apenas es de un 0,1%”.
Además, Cuadra aclaró que sería un error pretender que la disminución de la jornada laboral se traduciría en un beneficio automático:
“Lo recomendable es que las organizaciones comiencen desde ya a aplicar los cambios que les permitan ajustarse a la medida cuando esta sea aprobada. Es ideal que los procesos y colaboradores estén adaptados”.
Felipe Cuadra puntualiza que generar mayor bienestar en las personas no solo depende de la cantidad de horas que estas trabajen, sino también de que las empresas actúen para que los colaboradores se sientan felices y comprometidos con su trabajo:
“Afortunadamente, la mayoría de las compañías han venido evolucionando y las personas son el centro de su estrategia de HR”.
¿Por qué invertir en el bienestar de los colaboradores? Porque las personas son el principal activo de las empresas y si están felices tendrán un mejor desempeño y serán más productivas, finalizó el experto.
Este es un tema que está tomando mucha importancia, sobre todo después de los cambios que generó la pandemia.
De hecho, miles de trabajadores del Reino Unido iniciaron el lunes 6 de junio de 2022, la más grande prueba piloto para una semana laboral de solo cuatro días, sin una reducción de su salario.
Este programa piloto durará seis meses y en él participan unos 3.300 colaboradores de 70 empresas de diferentes sectores, que van desde proveedores de servicios financieros hasta restaurantes.
Es una iniciativa de la organización 4 Day Week Global y el grupo de reflexión Autonomy en colaboración con investigadores de las universidades de Cambridge, Oxford y Boston College.
La prueba consiste en que los trabajadores solo trabajarán el 80% de su semana habitual, asumiendo el compromiso de mantener el 100% de su productividad. El propósito común de las compañías participantes es mejorar la salud mental y el bienestar de las personas.
Aunque la prueba piloto en el Reino Unido apenas inicia, ya hay experiencias previas que demuestran las consecuencias que podría generar una semana laboral de 4 días.
Sobre este particular, la sección Worklife de la cadena de medios BBC, indica que luego de los cambios que originó la pandemia en el mundo del trabajo, se ha discutido mucho sobre la viabilidad de la semana laboral de cuatro días y la han promocionado como la solución al agotamiento y estrés laboral, siendo este un desafío para las áreas de HR en este año, según nuestro #RankmiPulse.
Explica este medio de comunicación que los resultados preliminares indican que se logra un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, además de un mayor bienestar. Lo mejor de todo es que no tiene incidencia alguna en la productividad de los colaboradores.
Como toda medida que implica modificaciones importantes en las organizaciones, esta tiene sus pro y sus contras que van a depender no solo del esfuerzo de la empresa por adaptarse y ajustar sus procesos, sino también del resto de las acciones que impactan en el bienestar de los colaboradores.