Internet está lleno de artículos explicando lo que significa liderazgo y cómo ser un buen líder. Buenas habilidades comunicativas, una actitud positiva y recompensar el buen desempeño están entre las características más comunes..
Pero, ¿es fácil identificar estas habilidades siempre?
Bernard Marr, influenciador de LinkedIn, aborda este tema de una manera diferente: En vez de definir las propiedades de un buen líder, destaca las de un mal líder.
A continuación te presentamos las 8 señales que indican que estás tratando con alguien así o, si no tienes cuidado, te convierten en uno.
1. Falta de empatía
Es uno de los indicadores clave de un mal líder. Quien no puede ver las cosas desde la perspectiva de sus colaboradores, no puede llevarlos más allá.
2. Miedo al cambio
Los líderes que no quieren aceptar cambios quedan atrás.
3. Demasiado dispuesto a ceder
Algunos líderes no saben cómo encontrar un equilibrio entre ceder y conservar su posición.
4. Estilo dictatorial
Los líderes autoritarios generan menores grados de fidelidad, engagement y autonomía en sus equipos.
5. Indecisión
Un líder que encuentra difícil tomar decisiones parece una persona con poca autoestima.
6. Pobre evaluación de las personalidades de los demás
Si no son capaces de identificar quiénes son sus colaboradores, qué los motiva y los desincentiva, menos los podrán liderar.
7. Falta de equilibrio entre vida laboral y vida privada
El desequilibrio entre estas dos variables podría resultar en agotamiento del equipo de trabajo y/o ser una fuerte señal de que tiene expectativas irrazonables para con sus colaboradores.
8. Falta de humildad
Un líder que pretende que puede hacer todo en solitario terminará haciendo todo el trabajo. No podrá delegar ni desarrollar a sus colaboradores efectivamente.
Si exhibes alguna o varias de estas características, no es el fin del mundo. Puedes desarrollar la mayoría de estas propiedades con la preparación y el feedback adecuado.
Desde ya comienza a trabajar en tus atributos negativos y a optimizar los buenos, y verás el cambio reflejado en un mejor rendimiento de tu equipo de trabajo, menor nivel de estrés, y un clima laboral positivo.