Yo les llamo “nuestros mundos” a los diferentes espacios donde nos desempeñamos, que son la casa, el trabajo o la sociedad en general, por eso el estrés puede presentarse en lo cotidiano y es hasta sorpresivo.
Pensemos juntos: cuando vamos a un evento muy importante, planeamos nuestra ropa, pero se me olvidó checar la mejor ruta y cuando voy de camino, me encuentro con bloqueos o que resulta que están arreglando el camino y hay desviaciones que me harán tomar más tiempo.
Este es un ejemplo muy simple, del cual tomaré varios elementos a analizar:
- El compromiso con quien me invita a su evento.
- Perder detalles y experiencias memorables del evento que perdurarán para siempre (propósito).
- Mi reputación, porque tal vez no cumpla con mi puntualidad. Existen más de tres opciones. Por ejemplo, puedo sentirme mal con quien me invitó, sentirme mal conmigo misma o preocuparme por lo que dirán los demás si llego tarde.
- Estrés porque no llegaré a tiempo.
- Sudo y se me estropea mi maquillaje (mujeres) o la camisa (hombres).
Mi siguiente pregunta sería: y a ti, ¿Qué te preocupa de estos 5 puntos?
¿Por qué y para qué la pregunta? Porque de eso depende el manejo del estrés. Pero que te parece si lo vemos con mayor detalle.
Controlar el estrés y aceptar los imprevistos
En mi caso, en algún momento de mi vida me preocupaba mucho el qué dirían de mí porque vivía de cumplir con las expectativas (o eso creía…) de los demás, lo que resultó ser un tremendo error, por varias razones (que es motivo de otro artículo, porque es un tema extenso).
Hoy te digo que elegiría el punto #1. Porque tiene que ver con el compromiso con alguien que hizo un esfuerzo para invitarme, invirtió recursos, tiempo y es algo especial para esa persona. Tiene que ver con el respeto al otro.
Sin embargo, el punto #2 también es importante porque el propósito de compartir con otros, es cocrear experiencias que perduren y que nos lleven a la sostenibilidad en el tiempo, ya que se unen lazos fuertes (creamos vínculos sólidos para estar en las buenas, en las no tan buenas y las peores).
Cuidando la reputación y controlando el estrés
Igualmente, es relevante el punto #3, porque la reputación genera confianza si se construye desde la congruencia al llevar una forma de vida humana, con errores y aciertos. Pero sobre todo, se construye con honestidad a mí y al otro, aceptando que en algo fallé, pero que hice y puse lo mejor de mí para lograr estar ahí.
Ahora bien, en relación con los puntos #4 y #5, claro que llega el estrés y tal vez sude, pero yo me enfoco en llegar y ser positiva de que todo va a fluir y que llego cuando tengo que llegar.
Al fin y al cabo, no controlo el clima, ni los baches e imprevistos y, por mucho que planee, a veces las cosas solo pasan y hay que aceptar los cambios para lograr recalcular y reacomodarnos en la circunstancia que se presente.
A mí me encanta hacer analogías y relacionar los puntos anteriores con lo que ocurre en las organizaciones. ¿Quieres que te lo explique? Lo revisamos en un próximo artículo.
Claudia Zuñiga Pérez Romero | Experta en Salario Emocional y Clima Organizacional